He tenido el agrado de ser participe a la peregrinación a lujan.
Me invito un amigo a participar en una carpa de ayuda que pertenecía a una parroquia de Palermo, como desgraciada o afortunadamente trabajo los sábados, hasta el medio día tuve que partir hacia allá después del medio día, no como todos los voluntarios a la mañana. A si que tome el tren hasta moreno, al llegar e informarme que el tren a lujan salía dentro de 2 horas no tuve la mejor idea de pensar que eran solo 4 estaciones de irme caminando, jaja la verdad era un montón, mi intención no era pereginar sino ayudar, mamita lo que camine, debo aclarar que estuvo bueno, me encontré con una situación inesperada, un montón de gente de distintos lugares, a los que unía una sola cosa, la Fe, gente mayor , jóvenes y niños.
Al fin llegue a mi parada, y como era de esperar al estar llegando paso el tren que tenia que esperar.
La verdad es que agradezco no haberlo esperado por que pude compartir esos kilómetros con esas personas, personas desconocidas y a la vez era como si las conociera, veía como se alentaban unos al otro, se daban fuerzas para seguir caminado, la verdad es una situación inexplicable, es como si la virgen nos envolviera en un manto, donde no había diferencia, todos con un propósito, sea para agradecer o pedir, llegar.
Al llegar a la carpa me encontré con gente maravillosa, gente que brinda un día de su vida, para ayudar, si ayudar solamente por la gratificación de hacerlo.
Eso me da esperanza, esperaza de que no todo esta perdido, que hay gente buena en la vida aunque a veces parezca que no.
Esa gente que año tras año, aporta un granito de arena, para ayudar al peregrino a llegar a su destino.
Los momentos vividos en la carpa son inolvidables, con solo recordar la cara de los peregrinos que ayudábamos, ese grado de satisfacción nunca en mi vida lo había sentido, saber de que fui participe me llena de emoción, un emoción indescriptible.
A terminar nuestra labor nos dirigimos a la basílica de lujan , como explicar eso, sin que mis ojos se llenen de lagrimas, gente total mente agotada y a la vez emocionada llegando como pueden , llorando , rezando, con sus ultimas energías, adoloridas.
Es algo atrapante y místico, la verdad no tiene explicación, solamente al verla a ella, si a Ella radiante como un sol, se entiende. Te entra paz, te invade esa tranquilidad tan buscada y te das cuenta que todo tiene sentido.
Agradezco a todas las personas de la carpa 27, a todos los peregrinos que pasaron y a vos mi reina Maria, por haberme hecho vivir esta experiencia.
Me invito un amigo a participar en una carpa de ayuda que pertenecía a una parroquia de Palermo, como desgraciada o afortunadamente trabajo los sábados, hasta el medio día tuve que partir hacia allá después del medio día, no como todos los voluntarios a la mañana. A si que tome el tren hasta moreno, al llegar e informarme que el tren a lujan salía dentro de 2 horas no tuve la mejor idea de pensar que eran solo 4 estaciones de irme caminando, jaja la verdad era un montón, mi intención no era pereginar sino ayudar, mamita lo que camine, debo aclarar que estuvo bueno, me encontré con una situación inesperada, un montón de gente de distintos lugares, a los que unía una sola cosa, la Fe, gente mayor , jóvenes y niños.
Al fin llegue a mi parada, y como era de esperar al estar llegando paso el tren que tenia que esperar.
La verdad es que agradezco no haberlo esperado por que pude compartir esos kilómetros con esas personas, personas desconocidas y a la vez era como si las conociera, veía como se alentaban unos al otro, se daban fuerzas para seguir caminado, la verdad es una situación inexplicable, es como si la virgen nos envolviera en un manto, donde no había diferencia, todos con un propósito, sea para agradecer o pedir, llegar.
Al llegar a la carpa me encontré con gente maravillosa, gente que brinda un día de su vida, para ayudar, si ayudar solamente por la gratificación de hacerlo.
Eso me da esperanza, esperaza de que no todo esta perdido, que hay gente buena en la vida aunque a veces parezca que no.
Esa gente que año tras año, aporta un granito de arena, para ayudar al peregrino a llegar a su destino.
Los momentos vividos en la carpa son inolvidables, con solo recordar la cara de los peregrinos que ayudábamos, ese grado de satisfacción nunca en mi vida lo había sentido, saber de que fui participe me llena de emoción, un emoción indescriptible.
A terminar nuestra labor nos dirigimos a la basílica de lujan , como explicar eso, sin que mis ojos se llenen de lagrimas, gente total mente agotada y a la vez emocionada llegando como pueden , llorando , rezando, con sus ultimas energías, adoloridas.
Es algo atrapante y místico, la verdad no tiene explicación, solamente al verla a ella, si a Ella radiante como un sol, se entiende. Te entra paz, te invade esa tranquilidad tan buscada y te das cuenta que todo tiene sentido.
Agradezco a todas las personas de la carpa 27, a todos los peregrinos que pasaron y a vos mi reina Maria, por haberme hecho vivir esta experiencia.